Mi hijo se hace mayor… ya es un adolescente
¿Cómo afrontar esta etapa?

¿Recuerdas la primera vez que tu bebé sonrió?
Ese momento mágico que llenó tu corazón de una alegría inmensa. Ahora, ese pequeño ser se ha convertido en un adolescente, y con ello, llega una mezcla de emociones: ilusión, orgullo, nostalgia y también incertidumbre.
Yo recuerdo el día en que mi hijo dejó de ser niño. Fue como si el reloj biológico hubiera sonado una alarma, fue así de repente, su risa infantil se mezcló con suspiros profundos y miradas misteriosas. Mi pequeño explorador se convirtió en un aventurero adolescente y yo, como madre, me encontré en un territorio desconocido.
Asumir que los hijos ya no son niños es un proceso que nos enfrenta a la realidad de que el tiempo pasa volando y que de repente, ya no quieren jugar a la pelota contigo, prefieren pasar tiempo con sus amigos y su mundo gira en torno a las redes sociales.
¿Te sientes identificado/a?
No te preocupes, es normal. La adolescencia es una etapa de cambios físicos, emocionales y sociales, tanto para ellos como para nosotros.
Aspectos importantes de la entrada a la adolescencia
- Cambios físicos: Desarrollo corporal, aparición de caracteres sexuales secundarios, cambios hormonales.
- Cambios emocionales: Búsqueda de identidad propia, independencia, necesidad de autoafirmación, mayor sensibilidad.
- Cambios sociales: Mayor importancia del grupo de amigos, necesidad de aceptación, experimentación con nuevas experiencias.
Los tres duelos de la adolescencia
La célebre psicoanalista Arminda Aberastury, especialista en el desarrollo infantil y adolescente, destaca que la etapa de la adolescencia se caracteriza por la elaboración de tres duelos fundamentales.
- Duelo por el cuerpo infantil: El cuerpo cambia y ya no es el mismo que el de la infancia.
- Duelo por la dependencia de los padres: Los adolescentes buscan independencia y autonomía.
- Duelo por la imagen idealizada de los padres: Comienzan a ver a sus padres con defectos y errores.

¿Cómo afrontar este proceso?
- Comunicación abierta y honesta: Habla con tu hijo/a sobre sus emociones, sus dudas y sus miedos.
- Escucha activa: Presta atención a lo que te dice, sin juzgar ni criticar.
- Mantén una actitud positiva: Sé comprensivo/a y apóyalo/a en su búsqueda de identidad.
- Establece límites claros: Es importante que haya reglas y normas en casa.
- Confía en tu hijo/a: Dale espacio para que crezca y se desarrolle como persona.
Aquí hay algunas lecciones que aprendí en el camino….
La tormenta hormonal
Las hormonas bailan en su torrente sanguíneo como mariposas inquietas. Un día, sonríen; al siguiente, fruncen el ceño. Como madre, mi papel es ser el faro en medio de la tormenta. Escucho sus emociones sin juzgar, y a veces, simplemente abrazo el silencio.
El arte de escuchar
Los adolescentes tienen historias que contar. A veces, las comparten en susurros a altas horas de la noche. Otras veces, las dejan caer en la mesa de la cena como piedras preciosas. Mi trabajo es escuchar. No solo sus palabras, sino también los espacios entre ellas.
Las decisiones y las consecuencias
La adolescencia es un laboratorio de decisiones. ¿Salir con amigos o estudiar para el examen? ¿Decir la verdad o inventar una excusa? Como madre, les hablo sobre las consecuencias. No como un sermón, sino como una conversación entre amigos.
El equilibrio entre proteger y dejar volar
A veces, quiero envolverlo en burbujas protectoras. Pero sé que necesita volar. Así que le doy alas y le enseño a aterrizar. La confianza es mi regalo más valioso.
En fin recuerda
La adolescencia no es una etapa fácil, pero tampoco tiene que ser una guerra. Con paciencia, comprensión y comunicación, podemos acompañar a nuestros hijos en este camino hacia la adultez.
¿Y tú, cómo estás viviendo esta etapa? Comparte tus experiencias y opiniones en los comentarios.
¡Juntos podemos aprender!
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